INTRODUCCION
AUTENTICIDAD.—Clemente
de Roma la cita ( Epístola ad Corinthios, c. 2); Ireneo (5:3, sec. 4) se
refiere a ella como de Pablo; Teófilo, ad Autolycus, 3. sec. 14, la cita
como Escritura. Véase Clemente de Alejandría, Strómata, 1. 299;
Tertuliano, Prescriptione Hereticorum, 6.
TIEMPO Y LUGAR
DE COMPOSICION.—Parece que esta Epístola fué escrita desde Corinto [Birks],
después de su primer encarcelamiento, cuando Pablo estaba en viaje a Nicópolis
(cap. 3:12) en Epiro, donde pensaba pasar el invierno, un poco antes de su
martirio, en el año 67. Birks cree, por la semejanza entre la Epístola a Tito y
la Primera a Timoteo, que ambas fueron escritas del mismo lugar, Corinto, y en
fechas no muy separadas: la Primera a Timoteo un poco después de llegar a
Corinto, antes que proyectara su viaje a Epiro, y la Epístola a Tito después.
El viaje a Creta y Efeso para los portadores de las cartas sería fácil desde
Corinto, y desde allí él podría pasar fácilmente a Epiro. Un poco antes él
había visitado Creta, donde existía una iglesia (aunque sin la debida
organización), el cimiento de la cual él habría podido echar en su visita
anterior (Act_27:7, etc.) cuando en viaje a su primer encarcelamiento en
Roma. Que él volviera al Oriente después de su primer encarcelamiento, parece
lo más probable por Phi_2:24; Phm_1:22. Sin embargo, puede que se
hubiera sembrado la semilla del cristianismo en Creta, aun antes de su primera
visita, por cretenses que escucharon la predicación de Pedro en el día de
Pentecostés (Act_2:11).
OCASION DE SU
REDACCION.—Pronto aparecieron elementos corruptos en la Iglesia cretense,
parecidos a los mencionados en las Epístolas a Timoteo como existentes de la
Iglesia Efesia: el judaísmo, falsas pretensiones de ciencia, y falta de piedad.
Pablo, en su última visita, había dejado a Tito en Creta para que estableciera
el gobierno eclesiástico y ordenase presbíteros (no se mencionan
diáconos). Varias veces había sido empleado Tito por Pablo en misión a las
Iglesias corintias, y probablemente desde allí visitaba a Creta, que estaba
accesible a Corinto. De ahí resultó la conveniencia de su elección por el
apóstol para la superintendencia de la Iglesia cretense. Pablo ahora continúa
por carta las instrucciones que había dado a Tito en persona sobre los
requisitos de ancianos, y las gracias que asientan a los viejos, a los jóvenes,
y a las mujeres, y le advierte de las especulaciones inútiles que tanto
abundaban en Creta. El carácter nacional de los cretenses era bajo en extremo,
como Epiménides, citado en cap. 1:12, lo pinta. Livio, 44:45, estigmatiza su avaricia;
Poliblo, 6:46; 9, su ferocidad y fraude; y 6:47, 5, su falsedad,
de suerte que "cretenizar" es otro verbo por "mentir";
ellos estaban incluídos en las tres iniciales proverbialmente infames K o C,
"Capadocia, Creta, Cilicia".
MENCIONES DE
TITO.—Es extraño que nunca se mencione en Los Hechos por este nombre, y parece
que ninguno de los mencionados en dicho libro le corresponde exactamente a él.
Era griego, y por lo tanto gentil (Gal_2:1, Gal_2:3), y
convertido por Pablo (cap. 1:4). Acompaño al apóstol en la diputación enviada
por la Iglesia de Antioquía a Jerusalén, para consultar a los apóstoles acerca
de la circuncisión de los convertidos gentiles (Act_15:2); y, de acuerdo
con el decreto del concilio allí, no fué circuncidado. Estaba en compañía de
Pablo en Efeso, de donde fué enviado a Corinto para empezar la colecta a favor
de los santos en Jerusalén, y para averiguar el efecto de la Primera Epístola
sobre los corintios (2Co_7:6-9; 2Co_8:6; 2Co_12:18), y
allí demostró un espíritu no mercenario. Desde Corinto siguió viaje a
Macedonia, donde se juntó con Pablo, quien ya le estaba esperando ansiosamente
en Troas (2Co_2:12-13, "Tito mi hermano"; 2Co_7:6). Fué
entonces usado por el apóstol para preparar la colecta para los santos pobres
en Judea, y vino a ser el portador de la Segunda Epístola a los Corintios (2Co_8:16-17,
2Co_8:23). En ella Pablo le llama "mi compañero y coadjutor para
con vosotros". Su radicación en Creta (Tit_1:5) fué después del
primer encarcelamiento de Pablo, y un poco antes del segundo, cerca del año 67,
diez años después de la última mención de él en la Segunda Epístola a los
Corintios, año 57. Probablemente él se encontró con Pablo, como así deseaba el
apóstol, en Nicópolis; porque su viaje posterior a Dalmacia, desde allí (o si
no, desde Roma, hasta donde habría podido acompañar a Pablo) sería más fácil,
que desde la lejana Creta (2Ti_4:10, escrita posteriormente a la
Epístola a Tito). En el estado trastornado de las cosas de aquel entonces,
la comisión episcopal de Tito en Creta no había de ser sino temporal, pues
Pablo necesitaba su presencia con él hasta que llegaran Artemas o Tiquico a Creta
y le relevasen de sus obligaciones allí.
La tradición
dice que murió tranquilamente en Creta a edad avanzada, como arzobispo de
Gortina.
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