INTRODUCCION
La AUTENTICIDAD
de esta Epístola es atestiguada por Ireneo, Adversus Hereses, 5:6, 1,
que cita cap. 5:23; por Clemente de Alejandría, Pedagogus, 1. 88, que
cita cap. 2:7; Tertuliano, De Resurrectione Carnis, sec. 24, que cita
cap. 5:1; Cayo, en Historia Eclesiástica de Eusebio, 6:20; Orígenes, Contra
Celsum, 3.
El OBJETO DE LA
EPISTOLA—Tesalónica era en aquel entonces capital del segundo distrito romano
de Macedonia (Livio, 45. 29). Estaba situada sobre la bahía de Therme y siempre
ha sido y todavía es, bajo su nombre moderno de Salónica, lugar de considerable
importancia. Después de su encarcelamiento y flagelación en Filipos, Pablo pasó
(cap. 2:2) a Tesalónica; y con Silas (Act_17:1-9) y Timoteo (Act_16:3;
Act_17:14, véase cap. 1:1; 3:1-6; 2Th_1:1), fundó allí la
iglesia. Los judíos, como cuerpo unido, rechazaron el evangelio después que les
fué predicado tres sábados seguidos (Act_17:2); pero algunos pocos
"de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas, y de los griegos
religiosos (es decir, prosélitos al judaísmo) grande multitud, y mujeres nobles
no pocas". Los creyentes recibieron la palabra con gozo, a pesar de las
pruebas y persecuciones (cap. 1:6; 2:13) de parte de sus propios conciudadanos
y de los judíos (cap. 2:14-16). Su estada en Tesalónica sin duda no se limitó a
las tres semanas en las cuales figuran los tres sábados mencionados en Act_17:2;
porque el hecho de que trabajó allí con sus manos para su sostén (cap. 2:9; 2Th_3:8);
que había recibido allí más de una vez socorros desde Filipos (Phi_4:16);
que había hecho muchas conversiones de entre los gentiles (cap. 1:9; y como dos
manuscritos más antiguos de Act_17:4, leen, "de los devotos y
de los griegos una grande multitud"), y que había nombrado ministros,—todo
da a entender una residencia más larga. Probablemente allí, como en Antioquía
de Pisidia (Act_13:46), en Corinto (Act_18:6-7) y en Efeso (Act_19:8-9),
habiendo predicado el evangelio a los judíos, cuando ellos lo rechazaron, él se
dirigió a los gentiles. Desde entonces probablemente él celebró las reuniones
cristianas en casa de Jasón (Act_17:5), tal vez el "pariente"
de Pablo mencionado en Rom_16:21. Parece que el gran tema de su
enseñanza en Tesalónica habría sido la futura venida y el reino de Cristo, como
podemos inferir por el cap. 1:10; 2:12, 19; 3:13; 4:13-18; 5:1-11, 23, 24; y
que ellos deberían caminar dignamente de ello (cap. 2:12; 4:1). Y es una
coincidencia no calculada entre las dos Epístolas y Act_17:5, Act_17:9,
que la misma acusación que presentaron contra él y los otros hermanos los
atacantes de la casa de Jasón, fué: "Estos hacen contra los decretos de
César, diciendo que hay otro rey, Jesús". Como en el caso del Señor
Jesús mismo (Joh_18:33-37; Joh_19:12, véase Mat_26:64),
ellos pervirtieron la doctrina del reino venidero de Cristo en motivo para la
acusación de traición contra César. El resultado fué que Pablo y Silas se
vieron obligados a huír bajo sombras de la noche hasta Berea; probablemente
Timoteo ya había ido antes (Act_17:10, Act_17:14). Pero ya había
sido establecida la iglesia, y nombrados los ministros; aún más, los creyentes
tesalonicenses llegaron a ser misioneros ellos mismos, para lo cual poseían
facilidades en el comercio extenso de su ciudad, y por palabra y por ejemplo
estaban extendiendo el evangelio en Macedonia, Acaya y otros lugares (cap. 1:7,
8). Habiendo Pablo establecido en Berea una iglesia amante de las Escrituras,
fué obligado a huír de allí por los judíos tesalonicenses que le siguieron
allá. Timoteo (quien, según parece, había venido a Berea antes que Pablo y
Silas, véase Act_17:10, con 14) y Silas todavía quedaban allí cuando
Pablo siguió por mar hasta Atenas. Mientras estaba allí, más de una vez
anhelaba visitar nuevamente a los tesalonicenses y "cumplir lo que falta a
la fe de ellos" (cap. 3:10); mas "Satanás (probabemente valiéndose de
los judíos tesalonicenses como sus instrumentos, Joh_13:27) le
embarazó" (cap. 2:18; véase Act_17:13). El envió, pues,
inmediatamente a Tesalónica (cap. 3:1) a Timoteo, quien según parece, le había
seguido hasta Atenas desde Berea (Act_17:15); aunque habría estado muy
contento de tener la ayuda de Timoteo en medio de las cavilaciones de sus
contrincantes atenienses, sentía que debería renunciar a esta ayuda en
beneficio de la iglesia tesalonicense. Parece que Silas no se juntó con Pablo en
Atenas nunca, aunque Pablo deseaba que él y Timoteo "viniesen a él lo
más presto" (Act_17:15); mas parece que Silas con Timoteo (quien
desde Tesalónica fué a buscarle en Berea) se juntó con Pablo en Corinto;
véase Act_18:1, Act_18:5, "Cuando Silas y Timoteo vinieron de
Macedonia". La Epístola no hace mención de Silas en Atenas,
pero de Timoteo sí (cap. 3:1).
El informe de
Timoteo acerca de la iglesia tesalonicense fué altamente favorable. Los
creyentes abundaban en la fe y caridad, y correspondían al deseo de Pablo de
verlos a ellos (cap. 3:6-10). Sin embargo, como nada hay perfecto en la tierra,
había algunos defectos allí. Algunos miembros de la iglesia habían dado una
importancia tan excesiva a la doctrina del reino venidero de Cristo, que
descuidaban el cumplimiento razonable de sus obligaciones actuales (cap. 4:11,
12). Algunos que habían perdido parientes por fallecimiento, necesitaban
consuelo y enseñanza en cuanto a sus dudas de si tendrían parte en el reino de
Cristo los que muriesen antes de su venida, junto con los que estuvieran viviendo
a su llegada. Además, también se habían cometido pecados contra la castidad y
seriedad (cap. 5:5-7), como también contra la caridad (cap. 4:3-10; 5:13, 15).
Había también síntomas en algunos de una falta de amor respetuoso y sumisión a
sus ministros; otros trataban con desprecio las manifestaciones del Espíritu en
los hermanos que poseían estos dones (cap. 5:19). El amonestar sobre estos
asuntos y al mismo tiempo alabar lo que merecía alabanza, y atestiguar su amor
para con ellos, fué el objeto de esta Epístola.
El LUGAR DE
REDACCION fué, sin duda, Corinto, donde Silas y Timoteo se juntaron con él (Act_18:5),
un poco después de que él mismo llegó allá (véase cap. 2:17) en el otoño del
año 52 d. de J. C.
La FECHA DE LA
REDACCION fué evidentemente un poco después de haber recibido de parte de
Timoteo las noticias del estado de cosas en Tesalónica (cap. 3:6) en el
invierno del año 52 o principios del 53. Pues fué escrita no mucho tiempo
después de la conversión de los tesalonicenses (cap. 1:8, 9), mientras Pablo
podía hablar de sí mismo como "privado de vosotros por un poco de
tiempo" (cap. 2:17). De modo que esta Epístola fué la primera en fecha
de todas las Epístolas existentes de Pablo. La Epístola está escrita en los
nombres conjuntos de Pablo, Silas y Timoteo, los tres fundadores de la iglesia
tesalonicense. La primera persona plural "nosotros" se usa siempre
con excepción del cap. 2:18; 3:5; 5:27. El número plural ("queremos")
es la verdadera lección, cap. 4:13, aunque algunas versiones tienen primera persona
singular. La primera persona singular tampoco tiene apoyo del original en cap.
4:9, "que os escriba", y 5:1, 23. (Edmunds).
El ESTILO de la
Epístola es sereno y uniforme, de acuerdo con el asunto tratado, vale decir,
los deberes cristianos en general, dándose por sentadas las grandes verdades
doctrinales que hasta entonces no eran disputadas. No había ningún error
mortífero todavía que provocara sus más vehementes estallidos de sentimientos y
argumentos apasionados. Sus primeras Epístolas, así como deberíamos esperar,
son morales y prácticas. No fué sino hasta más tarde cuando surgieron los
errores judaicos y legalistas que escribió aquellas Epístolas (es decir,
Romanos y Gálatas), Epístolas que desarrollaron las doctrinas cardinales de la
gracia y la justificación por la fe. Aún más tarde, las Epístolas escritas en
su prisión romana confirman las mismas verdades. Las últimas de todas, las
Epístolas Pastorales, están acomodadas a la constitución eclesiástica más
desarrollada de las iglesias, dan recomendaciones en cuanto a obispos y
diáconos, y corrigen abusos y errores de un crecimiento posterior.
La mayoría del
elemento gentil en esta iglesia se ve por el hecho de que estas dos Epístolas
están entre los muy pocos escritos de Pablo en los cuales no aparece ninguna
cita del Antiguo Testamento.
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