INTRODUCCION
Los
encabezamientos (cap. 1:1 y cap. 3:1), nos indican que esta Epístola profesa
ser de Pablo. Esta opinión es confirmada por los testimonios de Ireneo, Hereses
5:2, 3, y 1:8, 5; Clemente de Alejandría, Strómata, 4, sec. 65, y Ped.
1, sec. 8; Orígenes, adv. Celsum, 4:211. Es citada por Valentino (año
120) en el cap. 3:14-18, como sabemos por Hipólito, Refutación de Herejes,
p. 193. Policarpo, Ep. Phillipp., en el cap. 12, testifica su
canonicidad. Así también Tertuliano, adv. Marción 5:17. Ignacio, en Efesios
12, se refiere a la mención frecuente y cariñosa que hace Pablo en su Epístola,
de los cristianos de Efeso, sus personas y sus privilegios.
Se han mantenido
dos teorías, además de la teoría usual, con respecto a quiénes fué
dirigida la Epístola. Grocio, opinando como el hereje Marcion, sostiene que fué
dirigida a la Iglesia de Laodicea, y que es la Epístola a la cual se
refiere Pablo en Col_4:16. Pero la Epístola a los Colosenses
probablemente fué escrita antes que ésta a los Efesios, como parece por
los pasajes paralelos que se hallan en Efesios y que tienen señales de haber
sido ampliados de los de la Epístola a los Colosenses. Parece que Marción opinó
así tocante a nuestra Epístola, por una alusión que hace Pablo (Col_4:16)
a una Epístola dirigida por él a los laodicenses. Orígenes y Clemente de
Alejandría, y aun Tertuliano, no están de acuerdo con la opinión de Marción. Ni
un manuscrito contiene como encabezamiento, "a los santos que están en
Laodicea". La misma semejanza de la Epístola a los Efesios a la de los
Colosenses, está en contra de la teoría; porque si aquélla fuese realmente la
dirigida a Laodicea (Col_4:16), Pablo no habría creído necesario que las
iglesias de Colosas y Laodicea intercambiasen Epístolas. Los saludos, además (Col_4:15),
que él envía por medio de los colosenses a los laodicenses, son del todo
incompatibles con la idea de que Pablo escribiese una Epístola a los
Laodicenses al mismo tiempo, y por el mismo portador, Tiquico (el portador de
nuestra Epístola a los Efesios, como también de la a los Colosenses); porque
¿quién, bajo tales circunstancias, no enviaría los saludos directamente
en la carta dirigida a las personas saludadas? La carta a los Laodicenses
evidentemente fué escrita algún tiempo antes de la Epístola a los
Colosenses. El arzobispo Usher ha presentado una segunda teoría: Que es una
carta encíclica encabezada, como el manuscrito B, "a los santos que
están … y a los fieles", siendo intercalado el nombre de cada iglesia en
la copia a ella enviada; y que el hecho de que fué enviada primero a Efeso,
dió ocasión a que fuese intitulada, como ahora, la Epístola a los Efesios.
Alford hace las siguientes objeciones a esta teoría: (1) Está reñida con el
espíritu de la Epístola, la cual claramente va dirigida a un solo conjunto de
personas que viven en un mismo lugar, como un cuerpo, y bajo las mismas
circunstancias. (2) La improbabilidad de que el apóstol, quien en dos de sus
Epístolas (2 Corintios y Gálatas) tan claramente ha especificado su carácter
encíclico, hubiera omitido aquí tal especificación. (3) Y la improbabilidad aún
más grande de que, como esta teoría supone, hubiera escrito una Epístola
circular a un distrito, del cual Efeso era la capital comercial, dirigida a
varias iglesias dentro de aquel distrito, pero por el mismo contenido (así como
por la hipótesis de los que son de opinión contraria) no permitiendo apicación
alguna a la iglesia de aquella metrópoli, con la cual había pasado tan largo
tiempo, y a la cual estaba ligado con tantos vínculos de cariño. (4) La inconsecuencia
de esta hipótesis con la manera como está dirigida la Epístola, y el testimonio
universal de la iglesia antigua. La ausencia de saludos personales no es un
argumento a favor de ninguna de las dos teorías: porque igualmente no los hay
en Gálatas, Filipenses, 1 y 2 Tesalonicenses, 1 Timoteo. Cuanto mejor conoce él
a las personas a las cuales se dirige, y cuanto más general y solemne el tema,
tanto menos parece enviar estos saludos individuales. Ya que escribe, como en
el caso de nuestra presente Epístola, sobre la constitución y las perspectivas
de la iglesia universal de Cristo, el apóstol refiere a los efesios a Tiquico
para que él resuelva sus asuntos personales (cap. 6:21, 22). En cuanto a la
omisión de la frase "que están en Efeso" (cap. 1:1) en el manuscrito
B, también la frase "los que estáis en Roma" (Rom_1:7) se
omite en algunos manuscritos antiguos. Esta frase fué probablemente omitida por
las iglesias entre las cuales era leída, con el fin de generalizar la
referencia de su contenido, y especialmente donde el tema de la Epístola era
general. Las palabras se hallan en la margen del manuscrito B, de una primera
mano; y se hallan en todos los manuscritos y versiones más antiguos.
La primera
visita de Pablo a Efeso (sobre la costa marítima de Lidia, cerca del río
Caístro) se relata en Act_18:19-21. La obra empezada mediante sus
controversias con los judíos en su corta visita, fué continuada por Apolo (Act_18:24-26)
y Aquila y Priscila (v. 26). En su segunda visita, después de su viaje a
Jerusalén y de allí a las regiones orientales de Asia Menor, se quedó en Efeso
"tres años" (Act_19:10, los "dos años" en tal
versículo no son sino parte del tiempo, y Act_20:31); de modo que
la fundación y desarrollo de la iglesia allí ocuparon una porción excepcionalmente
larga del tiempo del apóstol; por esto su lenguaje en esta Epístola revela un
calor de sentimiento, una libre expresión de pensamiento, y una unión en
esperanza y privilegios espirituales (cap. 1:3, etc), como es natural de parte
de uno, cuando ha estado asociado tan larga e íntimamente con personas a
quienes se dirige. En su último viaje a Jerusalén, sin tocar en Efeso, llamó a
los ancianos de la iglesia a encontrarse con él en Mileto, donde les dirigió su
notable discurso de despedida (Act_20:18-35).
Nuestra Epístola
fué dirigida a los efesios en la primera parte de su encarcelamiento en Roma,
inmediatamente después de haber escrito la Epístola a los Colosenses. Las dos
Epístolas muestran una estrecha semejanza en muchos pasajes, ya que el apóstol
quería impartir en lo general las mismas grandes verdades al escribir a ambos.
Es una prueba natural de su genuinidad, el hecho de que las dos Epístolas,
escritas en la misma fecha y bajo circunstancias iguales, lleven una mutua
semejanza, más íntima que aquellas escritas en fechas distantes y en ocasiones
diferentes. Compárense cap. 1:7 con Col_1:14; cap. 1:10 con Col_1:20;
cap. 3:2 con Col_1:25; cap. 5:19 con Col_3:16; cap. 6:22 con Col_4:8;
cap. 1:19; 2:5 con Col_2:12-13; cap. 4:2-4 con Col_3:12-15; cap.
4:16 con Col_2:19; cap. 4:32 con Col_3:13; cap. 4:22-24 con Col_3:9-10;
cap. 5:6-8 con Col_3:6-8; cap. 5:15, 16 con Col_4:5; cap. 6:19,
20 con Col_4:3-4; cap. 5:22-33; 6:1-9 con Col_3:18; cap. 4:24, 25
con Col_3:9; cap. 5:20-22 con Col_3:17-18. Tiquico y Onésimo
estaban siendo enviados a Colosas, aquél llevando dos Epístolas a las dos
iglesias respectivamente, y éste provisto de una carta para Filemón, su amo
anterior, que residía en Colosas. La fecha de la carta fué probablemente como
cuatro años después de su despedida de los ancianos efesios en Mileto (Hechos
cap. 20), cerca del año 62, antes de que su encarcelamiento hubiese llegado a
ser de la clase más severa, como aparece en su Epístola a los Filipenses. Según
el cap. 6:19, 20, es claro que él tenía en aquel entonces, aunque preso, cierta
libertad en predicar, lo que concuerda con Act_28:23, Act_28:30-31,
donde él aparece como recibiendo en su alojamiento a todos los que querían
conocer su doctrina. Su encarcelamiento empezó en febrero del año 61, y duró
"dos años enteros" (Act_28:30), por lo menos, y tal vez más
tiempo.
La iglesia de
Efeso se componía en parte de convertidos judíos y en parte de convertidos
gentiles (Act_19:8-10). Por consiguiente, la Epístola se dirige a una
iglesia constituída (cap. 2:14-22). Efeso era célebre por el templo idolátrico
de Artemis o Diana, el cual, después de ser destruído por fuego por Herostrato,
en la noche que nació Alejandro el Grande (año 355 a. de C.), fué reedificado a
un enorme costo, y fué una de las maravillas del mundo. Posiblemente de este
hermoso templo surgieron las figuras de lenguaje que se hallan en esta
Epístola, siendo la iglesia en su verdadera hermosura interior lo que el templo
del idolo trató de realizar en la manifestación exterior (cap. 2:19-22). La
Epístola (cap. 4:17; 5:1-13) da a entender el desenfreno que practicaban los
paganos efesios, y por el cual eran notorios. Muchas de las mismas expresiones
ocurren en la Epístola como en el discurso de Pablo a los ancianos efesios.
Compárense los caps. 1:6, 7 y 2:7, en cuanto a la "gracia", con Act_20:24,
Act_20:32. Esta bien puede llamarse "la Epístola de la gracia de
Dios". [Alford]. Véase también, en cuanto a sus "prisiones",
cap. 3:1 y 4:1 con Act_20:22-23. También el cap. 1:11, en cuanto al
"consejo de Dios", con Act_20:27. También el cap. 1:14 en
cuanto a "la redención de la posesión adquirida", con Act_20:28.
También los caps. 1:14, 18; 2:20 y 5:5, en cuanto a "edificar" la
"herencia", con Act_20:32.
El objeto de la
Epístola es "presentar el fundamento, el curso, el propósito y el fin de
la IGLESIA DE LOS FIELES EN CRISTO. El habla a los efesios como si fuesen un
tipo o muestra de la iglesia universal". [Alford]. Es por esto que en toda
la Epístola se habla de "la iglesia" en el singular, no en el plural.
El tema de la Epístola es el fundamento de la iglesia, su curso y su fin, el
cual es tratado igualmente en las divisiones mayores y menores de toda la
Epístola. "En toda la Epístola el fundamento de la iglesia es la
voluntad del Padre; el curso de la iglesia es la satisfacción del Hijo;
y el fin de la iglesia es la vida del Espíritu Santo". [Alford].
Véanse respectivamente los caps. 1:11; 2:5; y 3:16. Habiendo sido presentado
esto como asunto de doctrina (cerrándose esta parte con una doxología sublime,
cap. 3:14-21), es hecho luego la base de exhortaciones prácticas. En éstas
también (desde el cap. 4:1 en adelante) prevalece la misma división triple,
porque la iglesia se presenta como fundada sobre el consejo de "Dios el
Padre de todos, el cual es sobre todas las cosas, y por todas las cosas y en
todos vosotros", edificada por "un Señor", Jesucristo, y por
medio de "un Espíritu" (cap. 4:4-6, etc.), quienes dan sus gracias
respectivas a los diferentes miembros. Por tanto éstos han de ejercer todas
estas gracias en las distintas relaciones de la vida, como maridos, esposas,
siervos, niños, etc. La conclusión es: que debemos ponernos "toda la
armadura de Dios" (cap. 6:13).
La sublimidad
del ESTILO y LENGUAJE corresponde con la sublimidad de los temas, y excede casi
a la de cualquiera otra de sus Epístolas. Es muy justo que aquellos a quienes
escribió, fuesen cristianos por largo tiempo fundados en la fe.
La misma
sublimidad de la Epístola hace difícil su estilo y es por esto que contiene expresiones
peculiares que no se hallan en otra parte.
0 comentarios: