INTRODUCCION
Parece que los
motivos siguientes indujeron a Pablo a escribir esta Segunda Epístola a los
Corintios: (1) Explicarles sus motivos por haber tardado en hacerles la visita
prometida, en la cual él pensaba pasar por Corinto en viaje a Macedonia (1Co_4:19;
cap. 1:15, 16; cf. 1Co_16:5); también para que pudiese explicarles su
conducta apostólica en general (cap. 1:12, 24; 6:3-13; 7:2). (2) Para alabar la
obediencia de ellos en cuanto a consejos dados en su Primera Epístola y al
mismo tiempo recomendarles a que perdonaran al ofensor, puesto que había tenido
castigo suficiente (cap. 2:1-11; 7:6-16). (3) Para insistir en que ellos
recolectasen fondos para los santos pobres en Jerusalén (cap. 8:1 a cap. 9:15).
(4) Para mantener su autoridad apostólica y reprender a los adversarios.
Los testimonios
externos para su legitimidad son Ireneo, Herejías 3:7, 1;
Atenágoras, De resurrectione mortuorum; Clemente de Alejandría, Strómata,
3. sec. 94; 4. sec. 101; Tertuliano, De pudicitia, cap. 13.
LA FECHA DE
COMPOSICION de la carta fué después de Pentecostés, 57 d. de C., cuando Pablo
salió de Efeso para Troas. Habiendo quedado en este lugar algún tiempo
predicando el evangelio con resultados (cap. 2:12), siguió hasta Macedonia,
pues estaba ansioso de encontrarse con Tito, decepcionado porque éste no había
llegado a Troas según lo habían acordado. Habiendo oído por boca de Tito las
noticias que tanto deseaba acerca del buen efecto producido en los corintios
por su Primera Carta, y después de haber comprobado la liberalidad de las
iglesias de Macedonia (cap. 8:1), escribió esta Segunda Epístola; entonces, un
poco después, continuó su gira hasta Grecia, donde permaneció tres meses; y
luego, viajando por tierra, llegó a Filipos para la Pascua del año 58. (Act_20:1-6).
De modo que esta Epístola habrá sido escrita en el otoño del año 57.
Macedonia fué EL
LUGAR desde donde fué escrita (cap. 9:2, donde el tiempo presente "me
glorío", o "me estoy gloriando", da a entender su presencia
entonces en Macedonia). En Asia (el Asia Lidia) su vida había peligrado
(cap. 1:8, 9), sea la referencia, según Paley, al alboroto en Efeso (Act_19:23-41),
o, como cree Alford, a alguna enfermedad peligrosa en la cual él desesperaba de
su vida. Desde allí pasó por Troas a Filipos, la primera ciudad que hallaría al
entrar en Macedonia. La importancia de la iglesia filipense le haría quedarse
allí algún tiempo, como también su deseo de recolectar contribuciones entre las
iglesias macedonias para los hermanos pobres en Jerusalén. Su ansiedad de mente
se relata (cap. 7:5) como manifestándose cuando vino a Macedonia y por
lo tanto habría sido en Filipos, pues era la primera ciudad de Macedonia
al venir desde Troas; y aquí, también, según cap. 7:6, cotejado con v. 5,
habría sido el escenario donde recibió las noticias consoladoras de parte de
Tito. "Macedonia" se usa por decir Filipos en 2Co_11:9,
como se ve por una comparación con Phi_4:15-16. Probablemente se usa
aquí (cap. 7:5) en igual manera. Alford arguye, basándose en el cap. 8:1 donde
habla de la "gracia … dada a las iglesias de Macedonia" (en plural),
que Pablo habría visitado otras iglesias en Macedonia, además de
Filipos, cuando escribió; por ejemplo, Tesalónica, Berea, etc., y que Filipos,
la primera ciudad de su gira, es menos probable que fuese el escenario
de su carta que la última ciudad de su gira; sea cual fuere, tal vez
haya sido Tesalónica. Pero como Filipos era la ciudad principal de la
provincia, fué probablemente el lugar al cual fueron enviadas todas las
contribuciones de las iglesias. La tradición antigua también (como aparece por
la subscripción a esta Epístola), favorece la opinión de que era Filipos el
lugar desde el cual fué enviada esta Epístola por mano de Tito, quien recibió,
además, el encargo de activar la recaudación que él había empezado en su
primera visita (cap. 8:6).
EL ESTILO es muy
variado, pasando rápidamente de una fase de sentimiento a otra; ora alegre y
consolatorio, ora severo y lleno de reprensión; alguna vez suave y cariñoso,
otra vez censurando duramente a los contrarios y defendiendo su dignidad de
apóstol. Esta variedad de estilo concuerda con el carácter cálido y sincero del
apóstol, que en ninguna parte se manifiesta más hermosamente que en esta
Epístola. Su debilidad corporal y la enfermedad crónica bajo la cual sufría y a
la cual se refiere a menudo (cap. 4:7; 5:1-4; 12:7-9; cf. Nota, 1:8), habrían
sido especialmente difíciles de soportar por persona de temperamento tan
ardiente como el suyo. Pero además de esto, existía la ansiedad aún más
apremiante del "cuidado de todas las iglesias". En Corinto, como en
otras partes, los espías judaizantes querían atar ligaduras de letra y forma
(cf. cap. 3:3-18) a la libertad y catolicidad de la Iglesia. Por otra parte,
había librepensadores que defendían su inmoralidad de práctica mediante teorías
heréticas (1Co_15:12, 1Co_15:32-36). Estas eran "las cuestiones
de fuera" y "los temores de dentro" (cap. 7:5), los cuales
agitaban la mente del apóstol hasta que llegó Tito trayendo noticias
consoladoras desde Corinto. Aun entonces, mientras la mayoría en Corinto había
profesado su arrepentimiento y, como lo había deseado Pablo, había excomulgado
al hombre incestuoso, y contribuído para los cristianos pobres de Judea, había
todavía una minoría que, más desdeñosamente que nunca, era contraria al
apóstol. Estos le acusaban de motivos astutos y mercenarios, como si él tuviera
una ganancia personal en vista de la colecta que se hacía; y esto, a pesar de
su cuidado escrupuloso de ponerse por encima de toda posibilidad de sospecha
razonable al hacer que otros se hiciesen cargo del dinero. Esta insinuación era
palpablemente incompatible con la otra acusación, de que él no podría ser
verdadero apóstol, puesto que no exigía sostenimiento por parte de las iglesias
que fundaba. Otra acusación que levantaron contra él de debilidad cobarde, era
que estaba siempre amenazando medidas severas sin atreverse a efectuarlas (cap.
10:8-16; 13:2); y de que era vacilante en su enseñanza y práctica,
circuncidando a Timoteo mas rehusándosela a Tito; judío entre los judíos y
griego entre los griegos. Que la mayoría de estos antagonistas pertenecían al
partido judaizante de la iglesia se ve por el cap. 11:22. Parece que estaban
encabezados por un emisario de Judea ("El que viene", cap. 11:4), que
había traído "letras de recomendación" (cap. 3:1) de miembros de la
iglesia de Jerusalén, y que se jactaba de la pureza de su ascendencia hebrea y
de su íntima relación con Cristo mismo (cap. 11:13, 23). Los partidarios de
aquel hombre contrastaban sus altas pretensiones con la humildad tímida de
Pablo (1Co_2:3); y su elocuencia con el estilo llano y sin adorno del
apóstol (cap. 11:6; 10:10, 13). Este estado de cosas en Corinto, informado por
Tito, hizo que Pablo volviera a enviarlo allá en seguida con esta Segunda
Epístola, la cual va dirigida no sólo a Corinto (1Co_1:2), sino a todas
las iglesias de Acaya, las cuales hasta cierto grado habían sido afectadas por
las mismas cosas que afectaban a la iglesia de Corinto. El tono muy diferente
que se registra en distintas partes de la Epístola se debe a la diversidad que
existía en Corinto entre la mayoría penitente y la minoría obstinada. A
aquéllos se dirige con el cariño más cálido; a éstos, con amenazas y
advertencias. Dos diputados, elegidos por las iglesias para hacerse cargo de la
contribución a recaudarse en Corinto, acompañaban a Tito (cap. 8:18, 19, 22).
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