INTRODUCCION
Su genuinidad
está atestiguada por 2Pe_3:1; sobre la autoridad de la Segunda Epístola
véase mi Introducción. También por Policarpo (en Eusebio,2Pe_4:14),
quien, escribiendo a los Filipenses, cita muchos pasajes: en el cap. 2,
cita 1Pe_1:13, 1Pe_1:21 y 3:9; en el cap. 5, cita 1Pe_2:11.
Eusebio dice de Papías, Historia Eclesiástica,1Pe_3:39, que él
también cita la Primera Epístola de Pedro. Ireneo (Haereses, 4. 9. 2) la
menciona expresamente; en el 4. 16. 5, cita 1Pe_2:16. Clemente de
Alejandría (Sirómata, 1. 3., pág. 544) cita 1Pe_2:11-12,
1Pe_2:15-16; (y pág. 562,)1Pe_1:21-22; (y pág.
584,)1Pe_3:14-17; (y pág 585,)1Pe_4:12-14. Orígenes (en
Eusebio, Historia Eclesiástica,1Pe_6:25) menciona esta Epístola;
en Homilía 7, sobre Josué, vol. ii, pág. 63, menciona ambas
epístolas, y en su Comentario, sobre el Salmo 3, y sobre Juan, menciona 1Pe_3:18-21.
Tertuliano (Scorp., cap. 12) cita expresamente 1Pe_2:20; (y en el
cap. 14,)1Pe_2:13, 1Pe_2:17. Eusebio dice que era la
opinión de los que le precedieron que ésta estaba entre las epístolas universalmente
reconocidas. La versión siríaca Peschito la tiene. El fragmento del
canon llamado de Muratori la omite. Con esta excepción y la de los herejes
paulicianos, que la repudiaron, todo el testimonio antiguo está en su favor. La
evidencia interna es igualmente fuerte. El autor se llama a sí mismo Pedro (1Pe_1:1),
y "testigo de las aflicciones de Cristo," y un "anciano" (1Pe_5:1).
La energía del estilo armoniza con el calor de espíritu del carácter de Pedro;
y, como dice Erasmo, esta Epístola está llena de dignidad y autoridad
apostólica, y es digna del caudillo entre los apóstoles.
HISTORIA
PERSONAL DE PEDRO.—Simón, o Simeón, fue nativo de Betsaida situada sobre el mar
de Galilea, hijo de Jonás, o sea, Juan. Con su padre y su hermano Andrés
desempeñaba el oficio de pescador en Cafarnaúm, su domicilio subsecuente. Era
casado, y la tradición dice que el nombre de su esposa era Concordia o
Perpetua. Clemente Alejandrino dice que ella sufrió el martirio, animándola
su esposo a ser fiel hasta la muerte: "Acuérdate, amada, de nuestro
Señor". Su suegra fue restablecida de la fiebre, por Cristo. Fue llevado a
Jesús por su hermano Andrés, el cual había sido discípulo de Juan el Bautista,
y por él fué dirigido al Salvador como "el Cordero de Dios". Jesús,
no bien Io contempló, le dió el nombre por el que principalmente es conocido,
indicativo de su carácter subsecuente y su obra en la Iglesia:
"Pedro" (griego) o "Cefas" (arameo), piedra.
No se unió al Señor sino en una fecha posterior. Los incidentes señalados de su
vida apostólica son bien conocidos: camina sobre el mar turbulento al encuentro
de Jesús, y por dudar empieza a hundirse; su presto y franco reconocimiento de
la persona divina y oficio de Jesús, no obstante las dificultades contrarias a
tal creencia, por lo cual se le denominó entonces la piedra, o roca;
pero su reprensión por el Señor cuando les anunció lo que fue tan repugnante a
los prejuicios carnales, su pasión y muerte; su ida de un extremo al otro opuesto,
en referencia al ofrecimiento de Cristo de lavarle los pies; su declaración
arrogante de que nunca abandonaría a su Señor, hiciesen lo que hicieran los
demás, fue seguida por su vil negación triple de Cristo, con maldiciones; su
profundo arrepentimiento: el pleno perdón de Cristo y la profecía de su
fidelidad hasta la muerte, después que hubo recibido de él la profesión de su
"amor", repetida cuantas veces su previa negación. Estos incidentes
ilustran su carácter, que es celoso, piadoso y ardientemente ligado al Señor, y
presto a declarar sus convicciones con franqueza; era ligero en juicio,
precipitado, demasiado confiado en la aseveración de su firmeza; el resultado
fue que, aunque abundaba en coraje humano, su coraje moral se dejaba fácilmente
vencer por el temor a la opinion de hombre. Un cambio maravilloso se operó en
él por la restauración después de su caída, por la gracia de su Señor
resucitado. Su celo y su ardor quedaron santificados, purificados por un
espíritu de sincera humildad. Su amor al Señor, si posible fuera, fue
aumentado, mientras que su modo de demostrarlo ya era con el obrar y sufrir por
su nombre, más bien que por las fuertes demostraciones. Así que, preso y
juzgado ante el sanhedrín por haber predicado a Cristo, valientemente declaró
su resolución de seguir haciéndolo. Bien ha sido llamado "la boca de los
apóstoles." Su fidelidad motivó su encarcelamiento por Herodes Agripa, con
miras de su ejecución, de la que fue librado, sin embargo, por el ángel del
Señor.
Después de la
ascensión tomó la iniciativa en la Iglesia; y con la venida del Espíritu Santo
en Pentecostés, ejerció el poder predeterminado de "las llaves" del
reino de Cristo, abriendo la puerta de la Iglesia, en la predicación, para la
admisión de miles de israelitas; y aun más así al abrir (en obediencia a
revelación especial) un acceso para los gentiles "devotos"
(eso es, prosélitos judaicos del paganismo), Cornelio y otros, caso precursor
de la cosecha allegada luego de los gentiles idolátricos de Antioquía. Esto
explica el sentido de las palabras que Jesús le aplicó al decir: "Sobre
esta roca edificaré mi Iglesia"…, es decir, sobre Cristo, la
verdadera "Roca," era relación con quien solo se le dió la
designación: título compartido en común en las mismas condiciones por los demás
apóstoles, como los primeros fundadores de la Iglesia sobre Cristo, "la
principal piedra del ángulo". Se de un nombre a menudo en el hebreo, no
que la persona sea idénticamente la cosa misma, sino que tiene alguna relación
especial con ella: así como Elías significa Jehová Poderoso, Simón es
llamado Pedro, "la roca", no porque lo fuese, sino salvo por su
relación con Jesús, la sola Roca verdadera (Isa_28:16; 1Co_3:11).
Como subsecuentemente se identificó, en su conducta, con Satanás y fue por consiguiente
llamado "Satanás", por su clara confesión de Cristo, la Roca, quedó
identificado con Cristo, y de consiguiente es llamado "Roca". Es
innegable que no hay caso escritural de que Pedro se haya arrogado ni
practicado la supremacía; al contrario, se le representa como enviado
por los apóstoles de Jerusalén para confirmar a los samaritanos que fueron
bautizdos por Felipe el diácono; otra vez, en el concilio de Jerusalén, no él,
sino Jacobo el presidente, u obispo principal de aquella ciudad, fue quien
pronunció la decisión autoritativa (Act_15:19): "Yo juzgo …"
Cierta clase de primado, sin duda, (pero no supremacía) le fue dada a Pedro, en
atención a su edad, y a su marcada sinceridad y valentía al tomar la inicitiva
en muchas ocasiones importantes. De ahí que sea llamado "primero" en
la enumeración de los doce apóstoles. De ahí también las frases: "Pedro y
los once". "Pedro y los demás apóstoles"; y Pablo, al llegar a
Jerusalén después de su conversión, fue a ver a Pedro en particular.
Una sola vez más
dejó ver el mismo espíritu de vacilación por temor al reproche de hombre, que
había motivado su negación del Señor. Aunque en el concilio de Jerusalén había
abogado por la eximición de los convertidos gentiles de las observancias
ceremoniales de la ley, sin embargo, después de juntarse en íntimas relaciones
con los gentiles en Antioquía, se retiró de ellos, temiendo los prejuicios de
sus hermanos judíos venidos de parte de Jacobo, y tímidamente disimiuló su
convicción de la igualdad religiosa de judío y gentil; por eso Pablo se le
opuso públicamente y le reprochó: una clara refutación de su supremacía e
infalibilidad alegadas (salvo, por supuesto, la inspiración especial que gozó
al escribir sus epístolas). En todos los demás casos se evidenció ser, como en
efecto Pablo lo llama, "una columna". Subsecuentemente lo hallamos en
"Babilonia", de donde escribió esta primera Epístola a los creyentes
israelitas de la dispersión y a los cristianos gentiles unidos en Cristo, en
Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia.
Jerónimo (De
Scriptorum Ecclesiasticorum, 1) declara que "Pedro, después de ser
obispo de Antioquía y de predicar a los creyentes en Ponto (la clara referencia
del 1:1) … en el segundo año de Claudio fue a Roma para refutar a Simón el
Mago, y por veinte años tuvo allí la silla episcopal, hasta el último año de
Nerón, o sea el 14o. por el cual (Nerón) fue crucificado cabeza abajo,
declarándose ser indigno de ser crucificado como su Señor, y fue enterrado en
el Vaticano, cerca de la vía triunfal". Eusebio (Chron. Ann. 3)
también asevera el episcopado de Pedro en Antioquía; su declaración de que
Pedro fundara aquella iglesia contradice Act_11:19-22. Su supuesto viaje
a Roma para refutar a Simón Mago se derivó del relato de Justino de la estatua
hallada en Roma (en realidad la estatua del dios sabino, Semo Sanctus, o
Hércules, confundido con Simón Mago, como si fuese adorado con aquel nombre:
"Simoni Deo Sancto"; hallada en el río Tiber en 1574, o en una isla
del Tíber en 1662), asociado con el relato de Act_8:9-24. El obispado de
veinticinco años es cronológicamente imposible, puesto que eso pondría la
entrevista de Pedro con Pablo en Antioquía dentro del supuesto obispado en
Roma. Su crucificción está asegurada por la profecía de Cristo (Joh_21:18-19).
Dionisio de Corinto (en Eusebio, Hist. Ecles.,Joh_2:25) asevera
en una epístola a los Romanos que Pablo y Pedro juntos fundaron la Iglesia
Romana así como también la de Corinto, y sufrieron el martirio en Roma en la
misma ocasión. Lo mismo Tertuliano (Contra Marción,Joh_4:5, y Prescriptio
Hereticorum, c. 36, 38). También Cayo, el presbítero de Roma, en Eusebio Historia
Eclesiástica,Joh_2:25) dice que algunos monumentos de su martirio
pueden verse en Roma sobre el camino a Ostia. Asimismo Eusebio, Historia
Eclesiástica,Joh_2:25, y Demonstratio Evangelicae,Joh_3:116.
Igualmente Lactanio, De Mortibus Persecutorum, c. 2. Muchos de los
detalles son palpablemente falsos; si el todo es falso o no, es dudoso, cuando
se considera la tendencia de reconcentrar en Roma los eventos de interés.
[Alford.]
Lo cierto es que
Pedro no estuvo en Roma antes de la fecha de la carta a los Romanos (58 d. de
J. C.); de lo contrario habría mención de ello en la misma; ni durante el
primer encarcelamiento de Pablo, de otro modo hubiera sido mencionado en alguna
de las varias cartas de Pablo escritas desde Roma; ni durante el segundo
encarcelamiento, al menos cuando Pablo escribía la Segunda Epístola a Timoteo,
un poquito antes de su martirio. Puede haber ido a Roma después de la muerte de
Pablo, y según la tradición común, encarcelado en el Calabozo Mamertino, y
crucificado en el monte Janículo, sobre la eminencia de San Pietro en Montorio,
y depositados sus restos bajo el gran altar de la famosa basílica de San Pedro.
Ambrosio (Ep. 33, Ed. París pág. 1022) relata que Pedro, no mucho antes de su
muerte, persuadido por las solicitaciones de sus hermanos cristianos a que se
salvara, huía de Roma, cuando el Señor le sale al encuentro, y preguntándole:
"Señor, ¿a dónde vas?" recibió la respuesta: "Voy a ser
crucificado de nuevo". Con esto, volvió Pedro y gozosamente fue al
martirio. La Iglesia llamada "Domine quo vadis," sobre la Vía Apia,
conmemora la leyenda. No es improbable que la entera tradición esté fundada en
la relación que existía entre Pablo y Pedro. Como Pablo, el "apóstol a los
gentiles", escribió epístolas a Galacia, Efeso, y Colosas y a Filemón en
Colosas, dirigiéndose más prominentemente a los cristianos gentiles, y a los
judeocristianos en segundo término; así vice versa, Pedro "el
apóstol de la circuncisión", se dirigió a las mismas iglesias, en primer
plano a los judeocristianos y a los creyentes no judíos en segundo orden.
A QUIENES
DIRIGIO ESTA EPISTOLA.—El encabezamiento (Joh_1:1), "A los
exanjeros (peregrinos espirituales) esparcidos" (griego: de la
dispersión), indica claramente a los cristianos de la dispersión judía
como los lectores aun cuando se incluyan los cristianos gentiles como
injertados en el tronco judeocristiano por la adopción y la fe, siendo así
parte del verdadero Israel, como lo prueban el 1:14; 2:9, 10; 3:6 y 4:13. Así
él, el apóstol de la circuncisión, trató de unir en un Cristo a judío y a
gentil, llevando a cabo así la misma obra y doctrina que Pablo. apóstol de la
incircuncisión. Las provincias son nombradas por Pedro en orden geográfico
desde el nordeste a sud y oeste. Ponto era el país del judío Aquila. Pablo
visitó dos veces a Galacia, fundando y confirmando iglesias. Crescente, su
compañero, fue allá como al tiempo del último encarcelamiento de Pablo, un poco
antes de su martirio. Ancira fue posteriormente su metrópoli eclesiástica.
Hombres de Capadocia, así como de "Ponto" y "Asia", había
entre los oyentes del poderoso sermón de Pedro en Pentecostés, cuando el
Espíritu descendió sobre la Iglesia; éstos probablemente llevaron a sus
respectivos países las primeras nuevas del evangelio. El "Asia"
proconsular incluía a Misia, Caria, Frigia, Pisidia y Licaonia. En Licaonia
estaban las iglesias de Iconio, fundadas por Pablo y Silas; de Listra, ciudad
de Timoteo, donde Pablo fue apedreado a instigación de los judíos; y de Derbe
de donde era oriundo Gayo, o Gayo. En Pisidia estaba Antioquía, donde Pablo fue
el medio de la conversión de muchos, pero fue expulsado por los judíos. En
Caria estaba Mileto, que tenía sin duda una iglesia cristiana. En Frigia Pablo
predicó las dos veces que visitó a Galacia, país colindante, y en ella estaban
las iglesias de Laodicea, Hierápolis y Colosas, de la última de las cuales eran
miembros Filemón y Onésimo, y dirigentes Arquipo y Epafras. En Lidia estaba la
de Filadelfia, mencionada favorablemente en Rev_3:7, etc., la de Sardis,
capital, y la de Tiatira, y la de Efeso, fundada por Pablo y escenario de las
labores de Aquila y Priscila, y subsecuentemente de las de Pablo por más de
doce años, y con posterioridad censurada por haber caído de su primer amor (Rev_2:4).
Esmirna en Jonia era de la misma provincia, y como una de las siete iglesias
del Asia recibió perfecta alabanza. En Misia estaba Pérgamo. Troas, también, se
conoce como escenario de la predicación de Pablo, cuando resucitó a Eutico,
donde también pasó un tiempo posteriormente con Carpo. De "Bitinia"
no se menciona expresamente iglesia en otra parte del Nuevo Testamento. Cuando
anteriormente Pablo trató de ir a Bitinia, el Espíritu no se lo permitió. Pero
después, inferimos de 1:1, el Espíritu sí impartió el evangelio a dicho país,
posiblemente por el ministerio de Pedro. En forma de gobierno, estas varias
iglesias—parece, según la epístola: 5:1, 2: "Apacentad la grey …"—estaban
en la misma condición que cuando Pablo conversó con los "ancianos" de
Efeso en Mileto (Act_20:17, Act_20:29, "apacentad") en
lenguaje muy similar; dirigían los ancianos, o presbítero obispos, mientras que
los apóstoles ejercían la dirección general. Estaban expuestos a persecuciones,
no sistemáticas al parecer, sino más bien vejaciones y escarnio por cuanto no
se unían con sus vecinos paganos en la vida disoluta, no estando exentos, sin
embargo, del peligro de caer en dicha falta. Los males existentes entre ellos,
de los que son luego reprochados, eran la ambición y codicia del lucro de parte
de los presbíteros (Act_5:2-3), los malos pensamientos y palabras entre
los miembros en general, y la falta de simpatía y generosidad de los unos para
con los otros.
SU PROPOSITO
parece ser, en vista de la bendición celestial y por el ejemplo de Cristo, dar
consuelo a los perseguidos, y prepararlos para hacer frente a una prueba mayor
que se acercaba, y exhortar a todos: a maridos, esposas, siervos, presbíteros y
pueblo, a desempeñar debidamente sus respectivos deberes de modo de no dar
ocasión al enemigo para que reproche el cristianismo, y así confirmarlos en
"la verdadera gracia,… en la cual estáis" (Act_5:12). Véase la
nota correspondiente. Alford arguye con razón que "amonestando" y
"testificando" en dicho texto significan las exhortaciones de
Pedro al través de la epístola, fundadas en el testimonio que él da de la
verdad evangélica, bien conocida ya por sus lectores mediante la
enseñanza de Pablo en aquellas iglesias. Estaban ya introducidos (griego eis,Act_5:12)
en esta gracia de Dios como su seguro fundamento. Comp. 1Co_15:1
: "Os declaro el evangelio … en el cual perseveráis" (estáis, el mismo verbo
en griego). Por lo tanto, no expone en esta epístola una completa explicación
de la doctrina evangélica de la gracia, sino que depende del conocimiento ya
existente de ella. Comp2Sa_1:8, 2Sa_1:18 :
"Sabéis"; 2Sa_3:15, 2Pe_3:1. No que Pedro servilmente
copie el estilo y modo de enseñar de Pablo: como testigo independiente, en su
propio estilo atestigua las mismas verdades. Podemos dividir la epístola en (I)
La introducción (2Pe_1:1-2). (II) La excitación del puro afecto en los
creyentes ya nacidos de Dios: 1. Por motivo de la esperanza, a la que
Dios nos ha regenerado (2Pe_1:3-12); 2. La producción del fruto de la
fe, dado el gran precio pagado por nuestra redención del pecado (2Pe_1:14-21).
3. Purificados por el Espíritu para el amor de los hermanos, engendrados
por la eterna palabra de Dios, sacerdotes y reyes espirituales, a los cuales
Cristo solo es precioso (1:22-2:10). 4. Seguir el ejemplo de Cristo, sufriendo,
observando una buena conducta en todas las relaciones (2:10-3:14). 5. Y
una buena profesión de fe en contemplación del sacrificio único de
Cristo y de su futura venida para juicio (3:15-4:11). 6. Y la exhibición de la paciencia
en la adversidad, en la esperanza de la futura glorificación con
Cristo: (a) en general, como cristianos (4:12-19); (b) cada uno en su propia
esfera (5:1-11). El título "Amados" marca la separación entre la
primera y la segunda parte (2:11, y entre la segunda y la tercera (4:12:
"carísimos," el mismo término griego). [Bengel]. (III) La
conclusión.
LA FECHA Y EL
LUGAR.—Es claro que fue antes de la abierta y sistemática persecución de los
últimos años de Nerón. Que esta Epístola fue escrita después de las de Pablo,
aun de aquellas que fueron escritas durante su segundo encarcelamiento en Roma,
que terminó en el año 63, es evidente por el conocimiento de ellas que Pedro
deja traslucir en la misma. Compárense: el 2:13 con 1Ti_2:2-4; el 2:18
con Eph_6:5; el 1:2 con Eph_1:4-7; el 1:3 con Eph_1:3; el
1:14 con Rom_12:2; el 2:6-10 con Rom_9:32-33; el 2:13 con Rom_13:1-4;
el 2:16 con Gal_5:13; el 2:18 con Eph_6:5; el 3:1 con Eph_5:22;
el 3:9 con Rom_12:17; el 49 con Phi_2:14, Rom_12:13 y Heb_13:2;
el 4:10 con Rom_12:6-8; el 5:5 con Eph_5:21 y Phi_2:3, Phi_2:5-8;
el 5:8 con 1Th_5:6 el 5:14 con 1Co_16:20. Además en el 5:13, se
menciona a Marcos con Pedro en Babilonia. Esto debe haber sido después de Col_4:10
(año 61-63), cuando Marcos estaba con Pablo en Roma, pensando seguir para Asia
Menor. Otra vez en 2Ti_4:11 (año 67 o 68), Marcos estaba en Efeso o
cerca de la misma, en Asia Menor, y Timoteo tiene orden de llevarlo consigo a
Roma. Así que es probable que fuese después, o sea, después del martirio de
Pablo, cuando Marcos se unió con Pedro y por consiguiente cuando fue escrita la
Epístola. No es probable que Pedro hubiera querido establecerse en los campos
de labor de Pablo, en las iglesias del Asia Menor, mientras Pablo vivía.
La muerte del Apóstol de los gentiles, y la consiguiente necesidad de quién
llevara a cabo sus enseñanzas, probablemente dieron la ocasión para el
testimonio de Pedro en las mismas iglesias, mediante una carta circular a favor
de la misma verdad. La relación que mantenían las iglesias paulinas con los
apóstoles en Jerusalén favorece este parecer. Hasta los cristianos gentiles
esperarían de los padres espirituales de la Iglesia de Jerusalén, de donde se
había diseminado el evangelio, los consejos necesarios para poder hacer frente
a las pretensiones de los judaizantes y de los heréticos; y Pedro, siempre
destacado entre los apóstoles de Jerusalén, aunque estuviera en otra parte,
sentiría profundo interés en ellos, especialmente cuando se veían privados de
la dirección de Pablo debido a su muerte. Birks (Horae Evangelicae)
sugiere que los falsos maestros podían haber apelado de las doctrinas de Pablo
a las de Jacobo y de Pedro. En tal caso Pedro naturalmente escribiría para
confirmar las doctrinas de la gracia y enseñar tácitamente que no había
diferencia entre las suyas y las enseñanzas de Pablo. Birks prefiere fijar la
fecha de la Epístola en el año 58, después de la segunda visita de Pablo a
Galacía, cuando Silvano estaba con él, y así no podría haber estado con Pedro
(año 54: 5:12), y antes de su encarcelamiento en Roma, cuando Marcos estaba con
él y así no podía estar con Pedro (año 62); acaso mientras Pablo estaba
encarcelado en Cesárea y así impedido de comunicarse personalmente con aquellas
iglesias. Yo prefiero la opinión antes dicha, la que hace a un lado la
tradición de que Pablo y Pedro sufrieran el martirio juntos en Roma. La
declaración de Orígenes y de Eusebio, de que Pedro visitara a las iglesias de
Asia en persona, parece muy probable.
El lugar de la
redacción sin duda fue Babilonia sobre el Eufrates (5:13). Es improbabilísimo
que en medio de las comunicaciones y salutaciones ordinarias de una carta azás
sencilla, se hubiera usado el lenguaje simbólico de la profecía (es decir,
"Bablionia" por Roma). Josefo (Antigüedades, 15; 2, 2;
3:2) declara que había una gran multitud de judíos en la Babilonia
Caldea; es por tanto probable que "el apóstol de la circuncisión"
alguna u otra vez los visitara. Algunos sostienen que Babilonia significa
Egipto, porque Marcos predicó en Alejandría y sus cercanías después de la
muerte de Pedro, y que por tanto haría lo mismo junto con el apóstol en vida.
Pero no se hace mención alguna en otras escrituras de tal Babilonia egipcia,
sino sólo de la Caldea. Y aunque hacia el fin del reinado de Calígula una
persecución arrojó a los judíos de allí a Seleucia, y una plago, cinco años más
tarde también los diezmó, esto con todo no excluye su retorno y su
multiplicación durante los veinte años entre la plaga y la redacción de la
Epístola. Además, el orden de la enumeración de los países, del nordeste al sur
y oeste, es el que seguiría uno que escribiera desde la Babilonia Oriental, y
no desde Egipto ni Roma. En verdad, Cosmas Indicopleutes, en el siglo seis,
entendía que se trataba de la Babilonia que estaba fuera del Imperio Romano. Silvano,
compañero de Pablo, lo fue posteriormente de Pedro, y fue el portador de la epístola.
EL ESTILO.—La
verdad fervorosa y práctica, antes que el raciocinio lógico, son las
características de esta epístola, como también del enérgico y simpático
escritor. Su conocimiento de las epístolas de Pablo revelado en la carta,
concuerda con lo que era de esperar por el hecho de que Pablo hubiera
"comunicado el evangelio que predicaba a los gentiles" (por
revelación especial a él concedida) a Pedro entre otros de
"figuración". Individualmente ocurren, tales como el bautismo, "la
demanda de una buena conciencia hacia Dios" (3:21); "conciencia de
Dios" (2:19, griego), como motivo por qué soportar las aflicciones;
"esperanza viva" (1:3); "herencia incorruptible y que no puede
contaminarse ni marchitarse" (1:4); "ósculo de caridad" (5:14).
Se contempla a Cristo menos en relación con sus padecimientos pasados, y más
como está exaltado al presente tiempo y por venir pronto manifestado en su
majestad. La proximidad de la realización de la dicha futura le hace estimar a
los creyentes como "extranjeros" y "peregrinos" en la
tierra. El fervor depurado, la humildad profunda y ardiente amor, aparecen en
la epístola, como debiéramos esperar de uno que había sido tan amorosamente
restaurado de su seria caída. "Convertido", en verdad "fortalece
a sus hermanos". Su fervor se destaca en la frecuente repetición del mismo
pensamiento en palabras similares.
En algunos
pasajes demuestra su familiaridad con la Epístola de Santiago, cuya importancia
tenía peso para el partido judaico legalista, lo cual confirma la inspiración
de la misma (comp. el 1:6, 7 con Jam_1:2-3; el 1:24 con Jam_1:10;
el 2:1 con Jam_1:21; el 4:8 con Jam_5:20, ambos citan Pro_10:12;
el 5:5 con Jam_4:6 y Pro_3:34). Las más citas hechas del Antiguo
Testamento, son comunes a ambas epístolas. "La fuerte susceptibilidad a
impresiones externas, la vivacidad de sentimientos, la facilidad en el
desarrollo de temas, disponen las naturalezas como la de Pedro para que repitan
de nuevo los pensamientos de otros." [Steiger].
La dicción de
esta Epístola y la de los discursos de Pedro en los Hechos son muy similares:
una coincidencia impensada, y así una evidencia de la genuinidad de la carta (comp.
el 2:7 con Act_4:11; el 1:12 con Act_5:32; el 2:24 con Act_5:30
y 10:39; el 5:1 con Act_2:32 y 3:15; el 1:10 con Act_3:18 y
10:43; el 1:21 con Act_3:15; Act_10:40; el 4:5 con Act_10:42;
el 2:24 con Act_3:19, Act_3:26).
Hay, también,
una repetición del lenguaje del Señor de la última entrevista después de su
resurrección, según Juan 21. Comp. "el Pastor … de almas",Act_2:25;
"Apacentad la grey de Dios", "el Príncipe de los pastores",Act_5:2,
Act_5:4, con Joh_21:15-17 : "Apacienta mis ovejas … corderos
al cual … amáis"también el 1:8; 2:7, con Joh_21:15-17 : "¿Me
amas?"y 2Pe_1:14 con Joh_21:18, Joh_21:10. Wiesinger
bien dice: "El que en amorosa impaciencia se arrojó a la mar para ir al
encuentro del Señor, es también el hombre que con más ardor testifica de la
esperanza de su retorno; el que fechó su propia fe desde los padecimientos de
su Maestro, nunca se cansa de ensalzar la sufrida forma del Señor, para
consolar y estimular a sus lectores; aquel para quien la muerte de mártir es
una expectativa asegurada, es quien en la mayor variedad de aspectos expone el
deber, tanto como la consolación, de padecer por Cristo; como una roca de la
Iglesia, cimienta a sus lectores, para la tormenta de las presentes
tribulaciones, sobre la verdadera Roca de la eternidad."
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