INTRODUCCION
Su AUTENTICIDAD
es atestiguada por Policarpo (Epístola ad Philippenses, sec. 11), quien
se refiere a cap. 3:15. Justino Mártir (Diálogo con Tryphonen, p. 193.
32) alude a cap. 2:3. Ireneo (3. cap. 7, sec. 2) cita cap. 2:8. Clemente de
Alejandría cita el cap. 3:2 como palabra de Pablo (Strómata, 1:5., p.
554; Pedagogus, 1:17). Tertuliano (De Resurrectione Carnis, cap.
24) cita cap. 2:1, 2, como parte de la Epístola de Pablo.
OBJETO.—Los
informes de Tesalónica, después del envío de la Primera Epístola, representaban
la fe y el amor de los cristianos allí como en aumento, y su firmeza en medio
de persecuciones. Un error de doctrina, sin embargo, resultante en un mal
práctico, se había suscitado entre ellos. La descripción por Pablo de la
repentina segunda venida de Cristo (1Th_4:13, etc., y 5:2), y la posibilidad
de que aconteciera en cualquier momento, los llevaron a creer que estaba realmente
cerca. Algunos profesaban saber "por el Espíritu" (cap. 2:2) que era
así; otros decían que Pablo se lo había dicho cuando estaba con ellos. Y
también parece que circulaba entre ellos una carta, atribuída a Pablo, la cual
apoyaba este error. (Que el cap. 2:2 se refiere a una tal carta espúrea más
bien que a la Primera Epístola del apóstol, parece verosímil por su dicho, cap.
3:17, acerca de su saludo autográfico como seña por la cual ellos podrían
conocer sus cartas genuinas). Por esto algunos dejaban sus negocios diarios y
se echaban a la caridad de los demás hermanos, como si su único deber fuese
esperar la venida del Señor. Fué necesario, pues, corregir este error, lo que
forma el tema principal de la Segunda Epístola. En ella les dice el apóstol que
(cap. 2), antes que venga el Señor, tendrá que haber primero una gran apostasía,
y que tendrá que manifestarse el Hombre de Pecado; y que la venida
repentina del Señor no es excusa para desatender sus asuntos diarios; que el
hacerlo así sólo traería escándalo sobre la iglesia y era contrario a su manera
de ser entre ellos (cap. 3:7-9), y que los fieles se retirasen de tales
profesores desordenados (cap. 3:6, 10-15). De modo que hay tres
divisiones en la Epístola: (1) Cap. 1:1-12. Alabanzas de la fe, amor y
paciencia de los tesalonicenses, en medio de persecuciones. (2) Cap. 2:1-17. El
error en cuanto a la venida inmediata de Cristo es corregido y se predice el
previo levantamiento y caída del Hombre de Pecado. (3) Cap. 3:1-16.
Exhortaciones a una conducta ordenada en toda su actividad, con oraciones por
ellos al Dios de paz, seguido por su saludo autográfico y bendición.
La FECHA de la
EPISTOLA.—Como la Epístola fué escrita en los nombres conjuntos de Timoteo y
Silas, como también el de Pablo, y como éstos estaban con él en Corinto y no
con él por mucho tiempo después de su salida de aquella ciudad (véase Act_18:18,
con 19:22; en efecto, en cuanto a Silas, es dudoso que él estuviera con él
posteriormente), resulta, pues, que el lugar de escribir debió ser
Corinto, y la fecha, durante el "año y seis meses" de su
estada allí, Act_18:11 (es decir, empezando con el otoño del año 52 d.
de C. y terminando con la primavera del año 54), como seis meses después de su
Primera Epístola, o a principios del año 53.
El ESTILO.—El
estilo no es diferente del de la mayoría de los otros escritos de Pablo, con
excepción de la porción profética de ella (cap. 2:1-12), la cual distingue a
ésta de las otras en el tema tratado. Como es habitual en sus pasajes más
solemnes (por ejemplo, en las porciones denunciatorias y proféticas de sus
Epístolas, véase Col_2:8, Col_2:16, con el v. 3; 1Co_15:24-28,
con vv. 8, 9; Rom_1:18, con vv. 8, 10), su dicción es más elevada,
abrupta y elíptica. Así como la Primera Epístola se detiene más sobre el
Segundo Advenimiento en su aspecto de gloria para los santos dormidos y los
vivos (1 Tesalonicenses 4 y 5), así ésta hace énfasis especialmente en su
aspecto de destrucción eterna para los malvados y para aquel que será la final
consumación de maldad, el Hombre de Pecado. Tan lejos estaba Pablo de estar
bajo una impresión errónea en cuanto a la venida temprana de Cristo cuando
escribió su Primera Epístola (lo que le imputan los racionalistas), que él les
había dicho distintamente, cuando estaba con ellos, las mismas verdades acerca
de que había de suscitar primero la apostasía sobre las cuales ahora en esta su
Segunda Epístola insiste (cap. 2:5). Ocurren entre las dos Epístolas varios
puntos de coincidencia que confirman la autenticidad de la segunda. Así, véase
3:2, con 1Th_2:15-16; otra vez, cap. 2:9, el Hombre de Pecado,
"cuyo advenimiento es según operación de Satanás", con 1Th_2:18;
1Th_3:5, donde aparece la obra incipiente de Satanás como el estorbo
del evangelio y el tentador; otra vez, se recomienda una leve amonestación
en 1Th_5:14; pero, en esta Segunda Epístola, cuando el mal ha empeorado,
una disciplina más estricta (cap. 3:6, 14): "apartarse de" tales.
Probablemente
Pablo visitó a Tesalónica más tarde en su viaje a Asia (Act_20:4), y de
allí llevó consigo a Aristarco y Segundo, tesalonicenses: el primero vino a ser
su "compañero de viaje" y compartió con él sus peligros en Efeso,
como también los del naufragio, y fué su "compañero de prisiones" en
Roma (Act_27:2; Col_4:10; Phm_1:24). Según una tradición,
Aristarco vino a ser obispo de Apamea.
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